Mi padre luchó por la República hasta el último día. Cuando ya se dio por perdida la guerra, nos acompañó a mi madre, a mi hermana pequeña y a mí hasta las cercanías del punto de la frontera por donde podíamos pasar a Francia. Creo que fue por Prats-de-Molló, pero no lo puedo asegurar.
Él debía regresar con su grupo y esperar instrucciones de sus superiores. Eso fue el 9 de febrero de 1939. A los pocos días, como se puede ver en la pág.2 de su pasaporte expedido por el Consulado de España en Perpiñán, mi padre también pudo pasar a Francia el 18 de febrero de 1939. Los pormenores y la continuación de la historia la cuento en mi libro “En el umbral del olvido”.
Barcelona, 14 de Octubre 2024.
Pasaporte expedido por el Consulado de España en Perpiñán:
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